El problema inicial de la axiología es reconocer la existencia y la posición ontológica de los valores para luego esclarecer su orientación metodológica, es decir, el problema del camino ideal para llegar a la reflexión de la naturaleza de lo valioso, condicionado por su estatuto ontológico y cuya posibilidad será sensible o a priori.
La ética ocupa su sitio en ella como una disciplina subordinada. Ésta hace una crítica reflexiva sobre los preceptos morales para determinar qué acciones serían correctas para un vivir digno, de ello se desprenden los valores éticos que se ven orientados por el bien y funcionarían como guías de comportamiento reguladoras de la conducta humana. Se diferencia de otras disciplinas axiológicas, por ejemplo: la estética, que asume el reflexionar las estimaciones referentes al arte y la belleza.
Su subordinación está dada porque las valoraciones y los valores éticos son objeto del estudio axiológico. El enfoque axiológico de los valores va a determinar la fundamentaciones éticas y ellas el accionar humano. La ontología y el modo de aproximación de los valores determinarían donde se encuentra el patrón para normar éticamente, a saber, donde descansaría el pilar ético del bien.
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